-Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerza para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?

El maestro, sin mirarlo, le dijo:

-Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después…, – y haciendo una pausa agregó- si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

You May Also Like

Nasrudín y el miedo

Nasrudín estaba caminando por un camino solitario una noche a la luz…

La tortuga

El emperador de China oyó hablar de la sabiduría de un eremita…

La ranita sorda

Un grupo de ranas viajaba por el bosque, cuando de repente dos…

Sembrar para el futuro

En un oasis escondido en los más lejanos paisajes del desierto, se…