Coincidieron cuatro viajeros haciendo una misma ruta, los cuatro eran de distinta nacionalidad, uno era persa, otro árabe, el tercero turco y el cuarto viajero griego.
Llegó un momento en el que después de mucho andar sintieron hambre, y llegados a un pueblo pensaron: será mejor que juntemos algo del poco dinero que tenemos y compremos comida para los cuatro.
El persa dijo: Está bien pero compraremos angur…
El árabe contestó: No, no, yo lo que quiero es inab…
-El turco no estuvo de acuerdo y exclamó: De eso nada, a mí lo que me apetece es uzum…
El griego enfadado, protestó enérgicamente diciendo: Lo que compraremos será stafil…
Como no se ponían de acuerdo porque ninguno sabia lo que significaban las palabras de los demás, comenzaron a pelearse entre ellos.
En aquel momento pasó por allí un hombre que, al oír la discusión que mantenían entre ellos, les dijo:
-He oído vuestros gritos y os quiero ayudar para que dejéis de pelearos. Yo puedo satisfacer el deseo de todos vosotros, si confiáis en mí, claro está, y me dais vuestro dinero-.
Los viajeros después de pensarlo un rato accedieron a la solicitud de aquel hombre y le dieron el dinero.
Se sentaron los cuatro, ya calmados, a esperar al hombre. Al cabo de un rato éste regresó con comida para los cuatro. Lo que compró no era ni más ni menos que aquello que todos habían mencionado sin saber que se referían a lo mismo: Lo que los cuatro querían era uvas.
(Tenían información, pero carecían de conocimiento)
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