Para aquellas personas que siempre están apegadas al pasado, que siempre viven esperando algo del otro, que no pueden desprenderse de recuerdos, este articulo es para ellos.
Me pareció muy interesante porque todos alguna vez hemos pasado por alguna situación similar. O quizás algunos la estén pasando.
Nada esclaviza mas que estar siempre esperando algo del otro o vivir del pasado, termina siendo esclavo uno de si mismo.
Se paraliza ante el mundo. Mientras este sigue dando vueltas, estancados en el resentimiento, la bronca, la ira, o la melancolía.
Con los recuerdos pasa algo similar. El pasado es lo inevitable, algo que ya sucedió, y del que debemos tomar cosas buenas. Pero tambien aprender de las malas. Si caí alguna vez por haber tropezado con una piedra y levante, aunque con unos dolores o algún que otro golpe, eso es la vida. Eso es haber vivido. Eso es haber aprendido.
La vida es un constante empezar y terminar, se nos presentan diferentes etapas o situaciones y es preciso saber y aceptar cuando el final de un ciclo de vida ha llegado.
Es necesario saber cuando cerrar puertas, ciclos, capítulos, etapas de la vida, o como quiera que se le llame… lo importante es no quedarse estancados en el pasado o insistir en quedarnos en una etapa que ya terminó.
Muchas veces cuando hablamos de cerrar un ciclo de vida o terminar una etapa, se piensa en la pareja que de una u otra manera ha formado parte de nuestra vida amorosa, si ponemos atención a la vida diaria nos damos cuenta, que lo que hasta hoy ha sido rutina se puede ver alterado porque nos llega el momento de terminar o de cambiar lo que ha sido el patrón de nuestra vida, los cambios no los escogemos, pero son parte de la vida, porque nada es para siempre, ni siquiera la vida misma. Muchas veces sin apenas darnos cuenta ya no tenemos el mismo trabajo, y muy en contra de nuestros deseos, nuestra relación con nuestra pareja por las razones que sea llegó a su final, o nos encontramos haciendo maletas porque debemos irnos a vivir a otro país.
Nos alejamos de gente y cosas que han sido esenciales, el amigo que nos ha acompañado por mucho tiempo, puede alejarse de nuestra vida por diferentes razones y no importa cuanto lo lamentemos no podemos parar los cambios, podríamos pasar el resto de nuestros días tratando de entender los porqués, tratando de encontrar una explicación lógica y repasamos en nuestro presente una y otra vez el pasado y nos desgastamos mentalmente, pensando ¿Por qué yo? ¿Por qué a mí? ¿Qué hice mal? ¿Qué falto? ¿Por qué murió? Nos cuesta entender que los cambios son interminables en ti, en mí, en el vecino, en aquel, en aquella, en el amigo y la amiga.
Muchas veces el pasado lo añoramos en nuestro presente, nos negamos a dejarlo ir, insistimos en buscar los porqués, si después de todo, nadie nos prometió que seríamos niños para siempre o que podríamos atrapar la adolescencia, ni siquiera nos podemos afanar por estar unidos a quien también ya cerro su ciclo con nosotros,
Destruyamos el pasado, aceptemos que es mentira lo que dijo alguien “déjalo volar, si regresa es tuyo, si no regresa nunca lo fue” por que la realidad es diferente, se fue porque fue tuyo, pero ya no lo es, si no hubiera sido tuyo no te dolería tanto dejarlo ir, cambia tu imagen física, si antes no te gustaba el color blanco, ahora te puede sentar bien, porque los cambios externos también pueden ser un símbolo de cambios internos, muchas veces tan necesarios para la recuperación y para trascender en la vida que con ciclos cerrados y cambios sigue siendo tu vida.
Nada en esta vida está garantizado, ninguno nos garantiza siempre ganar, y debemos aprender que a veces ganamos y otras perdemos, no hay nada ni nadie que nos devuelva el pasado, ya se fue, se terminó y debemos dar vuelta a la página y entender que lo único que nos pertenece es el presente, lo que vivimos hoy, y si ese hoy se va, dejémoslo ir, soltémoslo aunque no nos valoren ni nos reconozcan y a lo mejor sin que ni siquiera se enteren quienes somos, o como somos, o qué hicimos por este o por aquel, no esperemos “glorias y laureles” después de todo, lo que dimos de nosotras lo dimos y lo hicimos con gusto y con amor.
Vivamos y aceptemos cerrar ciclos sin resentimientos, sin rencores, porque “revolcarnos”en el pasado nos daña, a veces lentamente, y eso nos hace amargarnos y envenenar lo bueno que pueda existir en nuestro interior. La vida nos ofrece nuevas puertas que se abren a nuestro paso, cerremos las puertas viejas para poder vivir el presente con satisfacción, sin olvidarnos en ningún momento que hay una fuerza superior, una fuerza divina, Dios, que nos lleva siempre hacia adelante, que nos sostiene con amor, hay que recordar que el único amor verdadero es el que Dios puso en nuestros corazones, porque sólo nosotras mismas podemos estar seguras del amor que damos, no del que recibimos, somos capaces de medir el amor, nuestro amor el amor que llevamos dentro, ¿has aprendido a cerrar ciclos?
BRILLEN SIEMPRE 🙂
a mmm nop, x desgracia aun o pero ya tengo la determinacion de hacerlo, ya es tiempo, porque no soy un mal hombre solo un poco estupido jijij(cita de freud jaja) hay q promover la licitacion para mi recosntrucion jiji
siempre he dicho «la vida es solo un proceso para saber si uno es bueno o malo»
y en lo que llamamos vida aprendemos, encontramos, perdemos, tantas cosas como personas, pero todo es un ciclo, solo hay que saber encontrarle el flujo a la vida y marcar un ritmo,
en las relaciones amorosas, «lo que no fue en tu año no es tu daño», para cada roto hay un descocido, vivamos el dia como si fuese el ultimo por vivir.