Este artículo está dedicado a personas que como much@s de mis pacientes sospechan que su máximo tesoro no está afuera sino dentro de sí mismas y que necesitan aprender a reencontrarse con él.

Es curioso como las personas nos dedicamos a pensar en los demás, a complacerlos, a tratar de buscar su aprobación, etc. Y dejamos de tomar en cuenta nuestras necesidades, siempre considerando retomarlas en la primera oportunidad que se presente, sin embargo, ésta nunca llega y si llega la volvemos a posponer.No sé si te suene familiar, esta situación es más recurrente de lo que creemos, incluso llegamos a pensar que es correcto, que seremos egoístas si volteamos a vernos a nosotros mismos, que debemos favorecer el bienestar de nuestra pareja, nuestros hijos, nuestros padres, nuestros jefes, etc., que si no lo hacemos seremos vistos como desconsiderados, por no decir otros calificativos.

Dejamos de escucharnos a nosotros mismos por escuchar lo que los demás nos dicen, aún cuando lo que nos dicen vaya en contra de nuestros deseos, expectativas y/o necesidades.Olvidamos que somos las (los) únicas (os) que realmente sabemos qué necesitamos, que somos sabios de nuestras emociones, sin embargo otorgamos el “poder” a los que nos rodean para opinar e incluso decidir qué, cómo, cuándo, dónde, quién cubrirá nuestras necesidades. Tal es nuestra necesidad de aprobación que renunciamos a la libertad de decidir sobre nuestras vidas.

En toda relación se requiere de un vínculo que permita que esa relación surja, sólo que a veces, ese vínculo es negativo, de total dependencia y vamos ciegos, sordos y mudos dejándole al otro las riendas de nuestras expectativas, es decir, esperamos incluso que adivine que esperamos de la relación y se ponga las pilas para que salga adelante, y nos disponemos a esperar ya que tarde o temprano se dará cuenta de qué y cómo quiero.

Alguna vez leí una frase de Fritz Perls, (padre de la terapia Gestlat), que dice:

“Yo soy yo, Tú eres tú, no estoy en la vida para responder a tus expectativas y tú no estás en la vida para responder a las mías. Si por casualidad nos encontramos, será hermosos, si no, cada uno podrá seguir en paz su propio camino”.

Cuando entendí su mensaje me di cuenta que las personas depositamos en nuestras parejas, nuestros padres, nuestros jefes, amigos, hermanos, etc., la responsabilidad de brindarnos no sólo su apoyo sino los recursos para que nuestras expectativas se cumplan, es más esperamos que ello las cumplan, renunciando a la responsabilidad de cumplir MIS expectativas, el otro (llámese como se llame) podrá ser compañero de viaje, en el camino que hemos decido recorrer, pero NUNCA podrá ser el responsable de facilitarnos ni los recursos, ni la estrategia o el camino que deberemos recorrer.

Ahora bien, ¿cómo seremos capaces de identificar nuestras necesidades?

1.     En primer lugar es necesario escuchar nuestros instintos, nuestro cuerpo es el más sabio con respecto a aquello que requiere y en paralelo nuestro yo interno también sabe perfectamente que emociones nos envuelven y cuáles son nuestras necesidades, entonces necesitamos aprender a identificar, por ejemplo: si tengo hambre o estoy llenando con alimentos mi necesidad de compañía.

2.     Una vez identificada nuestra necesidad real (Hambre o compañía), tenemos que preguntarnos qué requiero para satisfacerla y si cuento con los elementos para cubrirla, sino qué plan necesito establecer para hacerme de los recursos que he identificado, por ejemplo, si lo que necesito es compañía y no tengo amigos, puedo inscribirme en un gimnasio, o en un coro, o en grupo de lectura, o en un curso de cocina, etc., y así rodearme de personas con gustos en común y por qué no hacerme de un grupo de amigos.

3.     Asumir el compromiso que implica el responsabilizarnos de nuestras necesidades ya que gracias a ese compromiso liberamos a los que nos rodean de la carga que hemos sido hasta ahora.

4.     Llevar a cabo el plan que trazamos con el compromiso de no postergarlo y de revisarlo cada vez que sea necesario y de acuerdo a las necesidades que vayamos identificando para hacer los ajustes que sean necesarios.

 Como ves es más sencillo de lo que parece el punto clave es la responsabilidad y en primera instancia es estar consciente de nuestras necesidades. La pregunta clave es ¿cuándo empiezas?

Recuerda que si no puedes realizar este plan de acción por ti sola, la terapia siempre es una excelente alternativa, la ayuda está ahí, al alcance de tu mano, sólo tienes que tomarla.

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