Viendo a un buey trabajar, una becerra que solo descansaba y comía, se condolió de la suerte de aquel y se alegró de la suya.

Pero llegó el día de una solemnidad religiosa, y mientras al buey se lo hacía a un lado, atraparon a la becerra para sacrificarla.

Al ver lo sucedido, el buey sonriendo dijo:

—Mira, becerra, ya sabes por qué tú no tenías que trabajar:

¡es que estabas reservada para el sacrificio!

Moraleja: No te ufanes de la ociosidad, pues nunca sabes qué mal trae oculto.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

You May Also Like

Como buen martes al 2×1

RECUERDO. Oye amor…TQM…dormir contigo fue magnifico…me voy a trabajar nos vemos en…

La apuesta del viejo guerrero

El señor Naoshige declaró un día a Shimomura Shoun, uno de sus…

REPRESION MASCULINA, PORQUE LOS HOMBRES TAMBIEN LLORAN

desde un basamento netamente empirico,afirmo que los hombres han sido, hemos sido…

Lloviendo…

Anoche con un musical del cielo venistes de nuevo a mi mente,…