¿Por qué mentir?
Si se preguntan ¿Cuántas veces al día la gente miente? ¿Por qué lo hace? ¿Tendrá miedo a decir como las cosas sucedieron realmente? ¿Será por costumbre? ¿O miente por que la gente tiene miedo de quedar en ridículo?
Y hay más cuestionamientos: ¿A quien miente, a los otros, a ella misma?
Ahora bien, siendo honestos todos mentimos de manera aislada ó por que no también decirlo, de manera frecuente, hasta llegar a hacerlo un hábito cotidiano, sin darnos cuenta que esta acción está implicando un desgaste en nuestro ser, que provoca un sentimiento de culpa, que puede ser de dimensiones y duración variable.
También se dice que hay “mentiritas blancas” que se les dicen a los niños o “mentiras piadosas” a enfermos. ¿Se justifican estas mentiras?
Y donde queda la verdad?
La persona que desde niño acostumbra decir mentiras, ya como hábito para librarse de responsabilidades, o justificar sus imperfecciones. Será una persona siempre esclava de la mentira, cayendo en una espiral perversa, en que para justificar una mentira tiene que decir otra, y puedo decirles que la mentira tarde o temprano sale a la luz y aunque la verdad implique riesgos vale la pena correrlos, pues con ellos se alcanza lo que la mayoría de la gente anhela: la libertad.
Quizá nadie sepa a ciencia cierta porque la gente tiende a mentir, pero se puede decir que se debe a que la gente no cree en ella misma ni en sus ideales, y por tratar de integrarse a una sociedad cae en la mentira, pero ¿Por qué no conocernos primero a nosotros mismos? y ¿A nuestras necesidades para auto-agradarnos y así después tratar de agradar a otros? El hombre debe dejar de ser débil y elevarse de lo material a lo espiritual para lograr que la verdad de los entendimientos creados sea inmutable y lo hará fuerte, no solo por que lo asienta sobre un cimiento inconmovible, sino porque descubre la dimensión espiritual de su naturaleza y lo implanta en ella; y el espíritu es firme y fuerte sobre toda ponderación
La persona que acostumbra mentir, pierde su credibilidad, la confianza de los demás y al final se encuentra separada de sus semejantes, con problemas no solo sociales, sino lo que es peor en su trabajo y lo más doloroso en su familia. Otro de los grandes bienes que la posesión de la verdad acarrea es el unir en acordada convivencia. La verdad nos une, mientras el error nos separa. La verdad es un bien espiritual indefinidamente participable o comunicable sin división o mengua, pues es una posesión en común, motivo por el cual nos une.
si les gusta filosofar un rato y quieren descubrir mas ensayos sobre la verdad y mentira pueden recurrir a :
García López, Jesús. El valor de la Verdad y otros estudios. El valor Verdad. Ed. Gredos. Madrid, 1969
y tu haz mentido? y como te sientes despues?
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