Un hombre enfermo y de escasos recursos prometió a los dioses sacrificarles cien bueyes si lo salvaban de la muerte. Queriendo probar al enfermo, los dioses lo ayudaron a recobrar rápidamente la salud, y el hombre se levantó del lecho. Pero como no poseía los cien bueyes prometidos, los modeló con sebo y los llevó a sacrificar a un altar, diciendo:
—¡Aquí tienen, oh, dioses, mi ofrenda!
Los dioses decidieron burlarse, a su vez, del embustero, y le enviaron un sueño que lo instaba a dirigirse a la orilla del mar, donde inmediatamente encontraría mil monedas de plata.
No pudiendo contener su alegría, el hombre corrió a la playa, pero allí cayó en manos de unos piratas que luego lo vendieron como esclavo. Y fue así como encontró las mil monedas de plata.
Moraleja: Quien trata de engañar, termina engañado.
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