Un maestro le preguntó a sus discípulos:
-¿Cómo sabemos que la noche ha llegado a su fin y el día amanece?
-Porque podemos distinguir una oveja de un perro -dijo uno de los discípulos.
-No, no es la respuesta -dijo el maestro.
-Porque -dijo otro discípulo- podemos distinguir una higuera de un olivo.
-No, tampoco es la respuesta -dijo el maestro.
-Entonces, ¿cómo lo sabemos?
-Cuando miramos un rostro desconocido, un extraño, y vemos que es nuestro hermano, en ese momento ha amanecido.
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