Hace más de 10 años me encontré con esta canción y hasta la fecha regreso a ella para recordar qué es lo que realmente vale la pena.
Eran dos enamorados
Tiraban las cartas al lado del lago
Los pares les besan los pies
Cuando ella se rie y se pone al revez
Con sus ojos pinta en las nubes
Las delicias de un atardecer
El placer de no ser
Se entiende muy tarde tal vez
A Ursula le pesa el pecado
Celio le insiste todo esta perdonado
Y a la sombra de ese ciprés
Dos cuerpos que se aman se elevan muy bien
Y veras que desde las nubes
Los recuerdos son burbujas que. suben
pa’espumar en la cien y luego desaparecer
El cielo se nubla y empieza a llover
Será el reclamo de la realidad
Pero hay esos dias que no se piensa volver
y mojarse no esta tan mal.
Ay, nada es verdad.
Solo el frio que me quema
cuando no estás.
Veian sus sueños alados
helados por seres
que vivían asustados.
El olimpo no te trata bien
cuando insístes que el cielo
se te quiere caer,
nunca ves
lo que gana
el que se juega su fé.
La noche releva al día y su amor
se sumerge en la inmensidad.
El cielo que escampa
se lleva el dolor
y no queda mas que esperar.
Ay, duerman ya.
Que sus sueños burlaran al azar.
Y, al despertar,
caminando se llega
a cualquier lugar.
Celio de nuevo al mercado.
Ursula recoge los pares mojados.
Pesa el lunes desde las diez,
hasta el día que puedan
abrazarse otra vez.
El placer de no ser
se entiende muy tarde…
talvez.
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