Un anciano Cherokee contaba a su nieto acerca de la lucha que se desarrollaba dentro de sí mismo, y dentro de todo ser humano. Ésta era entre dos lobos…
Uno de ellos es de color negro: representa la envidia, aflicción, codicia, arrogancia, resentimiento hacia mí mismo, siente lástima hacia mí, actúa desde la culpabilidad, tiene un fuerte complejo de inferioridad, miente, es orgulloso, falso y su ego no posee límite.
El otro es de color blanco: representa la alegría, me ayuda a alcanzar la paz conmigo mismo, su amor es incondicional hacia los demás, actúa desde la esperanza con serenidad, humildad, bondad y benevolencia, demuestra constante empatía, generosidad, compasión y fe.
El nieto pensó sobre eso durante un largo minuto, y entonces le preguntó: “¿Qué lobo ganará?”
“Aquel al que tú alimentes”.
Estoy totalmente convencido que la crisis actual no tienen como origen de base un problema económico. Creo firmemente que estamos inmersos en una crisis de valores y el desplome económico ha sido la consecuencia de ello.
Hay un gran divorcio entre lo que somos y lo que hacemos, dando importancia a unos valores respecto a otros. Valores que en muchas ocasiones nos han sido impuestos por la propia sociedad y nada tienen que ver con nuestra identidad más profunda.
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