Las personas desgraciadas son peligrosas, por la simple razón de que no les importa si la Tierra sobrevive o no. Son tan desgraciados que en lo más profundo de sí mismos pueden pensar que sería mejor que todo terminase, ¿qué te importa eso si tú vives en el sufrimiento?
Sólo a la gente feliz, a la gente gozosa, a la gente que danza, le gustaría que este planeta sobreviviese para siempre.
La seriedad es simplemente una enfermedad del espíritu, pero la sinceridad es un fenómeno completamente distinto.
Un hombre serio no puede reír, no puede bailar, no puede jugar. Está siempre controlándose a sí mismo, se ha convertido en un carcelero de sí mismo. El hombre sincero puede divertirse auténticamente, puede bailar auténticamente, puede reír sinceramente. Y en la risa, el cuerpo se unifica, la mente se unifica, el ser se unifica, las divisiones desaparecen, la personalidad esquizofrénica desaparece.
La risa te devuelve tu energía.
El quitar la risa alejándola de ti es una castración espiritual.
La gente que se ha reunido alrededor de mí está aprendiendo cómo estar más contenta, cómo ser más meditativa, cómo reírse más y amar más, y extender el amor y la risa alrededor del mundo. Esta es la única protección contra las armas nucleares.
Si el globo entero pudiese aprender a amar y reírse y divertirse y bailar, entonces Ronald Reagan y Mikhail Gorbachev se sorprenderían: ¿Qué ha pasado? ¡El mundo entero parece haberse vuelto loco!
La gente que es feliz, que está contenta, no es gente a quien se la pueda forzar a matar a otra gente que no le haya hecho ningún daño. No es sorprendente que a todos los ejércitos a través de los tiempos se les haya mantenido sexualmente reprimidos, porque la gente sexualmente reprimida por fuerza tiene que ser destructiva. Su misma represión la fuerza a destruir algo.
¿Has observado alguna vez en tu propio ser? Cuando estás contento, alegre, quieres crear algo. Cuando eres desgraciado, estás sufriendo, quieres destruir algo. Es una venganza. A todos los ejércitos se les mantiene en un estado de represión sexual, para que cuando llegue el momento de matar, eso se convierta en su placer. Por lo menos sus energías reprimidas se expresan; naturalmente, de un modo muy desagradable, de una forma inhumana. Pero algo se expresa.
¿Te has dado cuanta alguna vez de que los pintores, poetas, escultores, bailarines nunca son gente sexualmente reprimida? De hecho, son excesivamente sexuales; aman demasiado. Quieren a muchas personas. Quizás una persona no es suficiente para saciar su amor. Han sido condenados por los sacerdotes a través de todas las épocas, “Esos poetas, pintores, escultores músicos, ésos no son buena gente”. Y ésa es la única gente que ha hecho hermosa a la Humanidad, es la que ha dado al mundo algunas flores de alegría, algunas flores de música, algunas danzas hermosas.
Es uno de los fundamentos de la vida, que si no creas algo, no llegas a alcanzar tu dignidad completa. Tú creatividad trae libertad, fuerza, inteligencia y consciencia.
¿Qué han hecho los sacerdotes por el mundo? Han incinerado vivas a mujeres llamándolas brujas. Han matado a personas que pertenecían a otras creencias. No han sido gente creativa. No han mejorado la Tierra y no han mejorado la vida.
Necesitamos respetar mucho a la gente creativa de cualquier dimensión.
Y tendríamos que aprender cómo transformar nuestras energías para que no fueran reprimidas, para que se expresen en el amor, en la risa, en la alegría. Y esta Tierra sería más que un paraíso; no hay que ir a ningún otro lugar.
El Paraíso no es algo que se tenga que alcanzar, es algo que debe ser creado. De nosotros depende.
Esta crisis da una oportunidad a la gente valiente para que se desconecte del pasado y empiece a vivir de una nueva manera; no una modificación ni una continuación del pasado; no mejor que en el pasado, sino absolutamente una vida nueva.
Y tiene que hacerse ahora, porque el tiempo es muy corto. Al final del siglo veinte, o bien entraremos al primer siglo de una nueva historia del hombre, o no quedará nadie, ni siquiera una sola flor silvestre con vida. Todo estará muerto.
Aparte de las bombas de neutrones, las cuales ya existen, hay experimentos que se están haciendo en la Unión Soviética y quizás en los Estados Unidos también, sobre rayos de muerte. En lugar de arrojar la bomba, es mucho más fácil esparcir rayos de muerte que simplemente matan a las personas vivas, los animales, pájaros, árboles. Sólo las cosas muertas: casas, templos, iglesias, permanecerán. Será realmente una pesadilla. Y estos rayos de muerte no son visibles. Sabemos que existen, están intentando averiguar cómo irradiarlos, cómo hacerlos llegar a un cierto destino y destruir a todos los seres vivientes que se encuentren en el camino.
Necesitamos más gente feliz en toda de la Tierra para impedir la Tercera Guerra Mundial. Esas armas nucleares y esas máquinas destructivas de guerra no pueden funcionar solas. Tienen que ser manejadas por seres humanos; detrás de ellas hay manos humanas. Una mano que conoce la belleza de una rosa no puede dejar caer una bomba en Hiroshima. Una mano que conoce la belleza del amor no es la mano que sostendrá una pistola cargada de muerte. Solamente un poco de contemplación y entenderás lo que estoy diciendo.
Estoy diciendo: difunde la risa, difunde el amor, difunde los valores afirmativos de la vida, cultiva más flores alrededor de la Tierra. Todo lo que es hermoso, aprécialo y todo lo que sea inhumano, condénalo.
Si tú quieres cambiar el mundo en un fenómeno totalmente nuevo, con una consciencia nueva, tendrás que arrebatar la Tierra entera de las manos de los políticos y sacerdotes.
El hombre tiene que ser liberado de esos monstruos.
Nuestro trabajo es enseñar consciencia a la gente, a estar más despierta, a tener más amor, más comprensión, más alegría, y a extender la danza y la celebración por toda la Tierra.
Reduciéndolo a una sola declaración, puedo decir: si podemos hacer que la Humanidad sea feliz, no habrá Tercera Guerra Mundial.