Ahogamiento
Un buen nadador tiene tanta confianza que casi llega a fundirse con el río. No lucha contra él, no intenta agarrarse al agua y no está rígido ni tenso. Si te pones rígido y tenso, te ahogarás; si estás relajado, el río se ocupará de ti.
Por eso cuando alguien se muere, su cadáver flota en el agua. Es un milagro; ¡es asombroso! El vivo se ahogó engullido por el río y el muerto sencillamente flota en la superficie. ¿Qué ha pasado? El muerto conoce algún secreto del río que el vivo ignora. El vivo luchaba; el río era su enemigo. Estaba asustado y desconfiaba. Pero el muerto, al no estar allí, ¿cómo podía luchar? El muerto está completamente relajado, sin la menor tensión, y de repente sale a la superficie. El río se ocupa de él. No hay ningún río capaz de ahogar a un muerto.