Nasrudín pasó el otoño entero sembrando y preparando su jardín. Las flores se abrieron en primavera pero Nasrudin observó que algunos dientes de León que él no había plantado estaban en algunos lugares del jardín. Los arrancó, pero las semillas ya se habían esparcido y volvieron a crecer. Trató entonces de encontrar un veneno que afectara al diente de león. Un técnico le dijo que cualquier veneno terminaría matando también a las otras flores. Desesperado pidió ayuda a un jardinero especialista; este le dijo:

-Igual que en el casamiento junto con las cosas buenas, terminan viniendo algunos inconvenientes. -¿Qué hago?, -insistió Nasrudín. -Nada, aunque sean flores que tú no pensabas tener ya forman parte de jardín.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

You May Also Like

Tarjeta de presentación

Keichu, el gran maestro Zen de Meiji, era director de una catedral…

Las 2 hachas

En un pueblecito, en medio del bosque, vivían dos hermanos junto a…

El perrito cojo

El dueño de una tienda estaba poniendo en la puerta un cartel…

El águila que nunca fue

Un guerrero indio encontró un huevo de águila en el tope de…