«Yo te enseño a que no seas responsable frente a nadie; padre, madre, patria, religión, partido; no seas responsable frente a nadie. No lo eres. Sólo sé responsable ante ti mismo. Haz lo que sientas. Si está mal, le seguirá inmediatamente el castigo. Si está bien, le seguirá inmediatamente la recompensa, instantáneamente. No hay otra manera… Entonces eres responsable. Si deseas y disfrutas un determinado acto, a pesar de que te traiga sufrimiento, hazlo. Es bueno porque lo disfrutas. El sufrimiento no es suficientemente grande como para impedir el disfrute que tu acción te reporta. Pero depende de ti total y únicamente el decidir. Si el sufrimiento es demasiado y el acto no te aporta nada, no te aporta alegría y necesariamente le sigue una larga angustia; entonces depende de ti el ser un absoluto idiota, y ¿qué pueden hacer los demás al respecto?
Eso es lo que quiero decir con ser responsable de ti mismo. No hay nadie sobre quien puedas descargar tu responsabilidad; sin embargo, siempre estás buscando a alguien para descargarla, incluso en un pobre hombre como yo que te está diciendo continuamente que no soy responsable de nada ni de nadie. A pesar de todo, de alguna forma, en el fondo sigues manteniendo la ilusión de que debo de estar bromeando.
No estoy bromeando. Él es nuestro maestro, estarás pensando, ¿cómo puede decir que él no es responsable? Pero tú no entiendes. Descargando tu responsabilidad en mí, permanecerás retrasado, infantil. Nunca crecerás. La única manera de crecer es aceptar todo lo bueno, lo malo, lo alegre, lo triste. Tú eres responsable de todo lo que te sucede. Eso te da una gran libertad.
Disfruta de esa libertad. Regocíjate con esta gran comprensión: eres responsable de todo en tu vida. Eso te hará lo que yo llamo un individuo».
Osho, El libro del niño
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