Se reunían de noche, tenían el poder de transformarse en animales voladores e incuso eran capaces de provocar enfermedades o tempestades.

Las brujas más famosas de la Grecia clásica fueron Medea y Circe, cuyas habilidades residían en las pócimas mágicas. Se las solía asociar a ciertos lugares considerados portales de paso al mundo infernal como pantanos o cementerios. 

Algunas aprovechaban su conexión con los muertos para predecir el futuro como Erictho durante la antigua Roma o Endor otra buja a la que según la biblia recurrió al rey Saul para hablar con el difunto Samuel.

Se reunían en aquelarres o sabbats, fiestas celebradas a media noche donde bebían y bailaban en honor al dios con cuernos de la fecundidad y la naturaleza.

Para esto elegían lugares alejados de las poblaciones, donde practicaban rituales mágicos, donde les otorgaban más poder, niños eran secuestrados de sus propias casas y consagrados a este dios, unos comenzaban sirviendo como discípulos de otras hechiceras hasta que llegaran a convertirse ellos mismos en brujos.

Otros corrían peor suerte y acababan como alimentos caníbales o ingredientes para la elaboración de sus pociones o ungüentos.

Para llegar a estos aquelarres apartados, las brujas de deslizaban en gran velocidad, viajando en una ráfaga de viento montadas en una bestia o en escobas mágicas, algunas incluso tenían el poder de tele transportarse.

Otro de sus poderes era convertirse en algún de sus animales favoritos (cuerpo, sapo, rata, liebre o gato). 

También en América latina existían estas criaturas. La tradición habla que las brujas que se transformaban en aves, en concreto en un mítico pájaro conocido como Chonchón.  

Tenía el aspecto de una cabeza humana de la cual salían alas y garras, otros vestían un macuñ o chaleco hecho con la piel del pecho de una doncella muerta que les permitían volar. 

Tan terroríficas fueron las prácticas de las brujas como la persecución que sufrieron en la Edad Media. Todo comenzó en el siglo XIII, cuando la iglesia empezó a asociarlas con el culto al demonio y creo los tribunales de Inquisición para perseguirlas y castigarlas.

Muchas acusaciones se debían a intrigas políticas o simplemente por envidias, a veces se trataba solo de curanderas que utilizaban remedios naturales y muchos inocentes fueron juzgados. 

Para identificar a las brujas y hacerlas confesar, se sometían a las sospechosas a todo tipo de torturas.

Se les interrogaban durante horas, confundiéndolas como falsas promesas de salvación, también les pinchaban el cuerpo con agujas para ver si sangraban o mostraban dolor.

Existía la creencia que las auténticas brujas flotaban en el agua, así que las procesabas las ataban de pies y manos y lanzadas a un lago. Si salían a la superficie quedaban demostrada la acusación.

Si por el contrario se ahogaban en el fondo, sus almas inocentes estaban salvadas.

Las declaradas culpables eran condenadas a morir quemadas vivas en la hoguera. La época más cruenta vino a partir del siglo XV, cuando se permitió que tribunales civiles llevasen los juicios. 

Se calcula que se condenaron a muerte entre 50 mil y 100 mil personas en toda Europa (el 80% mujeres). Las ultimas victimas datan de finales del siglo XVIII y principios de XIX, cuando numerosas protestas consiguieron frenar estos crueles procesos. 

Muchas brujas pasaron a la historia con nombre propio, Alice Kyteler, la primera de la que se tiene constancia, data del siglo XIV. Ella era una mujer bella e irlandesa, capaz de manipular a los hombres para que cumpliesen todos sus antojos.

Sin embargo, la Madre Shipton, una poderosa clarividente del sigo XVI, tenía el cásico aspecto asociado a las brujas (cuerpo encorvado, ojos saltones y enorme nariz aguileña).  

En 1621, Elizabeth Sawyer fue acusada de embrujar a los niños y el ganado de los vecinos que se negaban a comprar escobas, acabó confesando ser bruja y haber acariciado al diablo, quien se le aparecía en forma de perro y fue ejecutada.

Elly Kedward fue acusada en 1785 de engañar a varios niños de su pueblo para sacarles la sangre. Su historia inspiraría siglos después la película ‘El proyecto de la bruja de Blair’.

En la actualidad a comprensión hacia a brujería y los ritos paganos ha cambiado mucho, de hecho, existen religiones conocidas púbicamente, como la Wicca, que basa sus prácticas en las de aquellas hechiceras y otras religiones ancestrales. Para entrar a ella es necesario tener una formación entrenamiento, pasar por distintos grados y ser iniciado por otro miembro o sacerdote.

Existen otros lugares, como ciertas zonas de África, donde se sigue practicando la brujería de forma más aterradora, con rituales que implican múltiples e incluso el sacrificio de víctimas indefensas, según denuncias la organización para defensa de la infancia de la ONU 

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