Maaruf Kharki, el sufí, se paseaba por la orilla del Tigris, en Bagdad, acompañado de un gran número de discípulos. Un grupo de jóvenes se divertía de manera indecente en el río, gritaban, cantaban, bailaban, bebían y su exuberancia ofendía a los discípulos, quienes requirieron a Maaruf Kharki:

-¡Maestro, si os place, rogad a Dios que ahogue estas condenadas almas en las profundidades del Tigris!
El sufí, levantó las manos al cielo y pidió:
-¡Oh, Señor, en este mundo les habéis dado alegría y felicidad, concededles felicidad y alegría en el otro también!
Extraña oración a los ojos de los discípulos que se ofendieron aún más. Presionaron a Maaruf Kharki para que les diera una explicación por semejante súplica.
-No comprendéis nada -dijo-, pero Él está de acuerdo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

You May Also Like

El burro cantante

Una vez, llegó a la selva un búho que había estado en…

El gran desafío OSHO

Un monje Zen había sido sentenciado a muerte. El rey del país…

La opinión de los demas

Un viejo y un joven viajaban con un asno. Al llegar a…

CON QUE COSAS LLENAS TU VIDA????

Esta historia nos lleva a entender que sólo ahondando en nosotros mismos hallaremos respuestas, podremos conocernos, seremos auténticos y lograremos una comunicación más profunda con nuestro entorno.