Apenas había concluido Nasruddin su alocución cuando un bromista de entre los asistentes le dijo: «En lugar de tejer teorías espirituales, ¿por qué no nos muestras algo práctico?».
El pobre Nasruddin quedó absolutamente perplejo. «¿Qué clase de cosa práctica quieres que te muestre?», le preguntó. Satisfecho de haber mortificado al mullah y de causar impresión a los presentes,
el bromista dijo: «Muéstranos, por ejemplo, una manzana del jardín del Edén».

Nasruddin tomó inmediatamente una manzana y se la presentó al individuo. «Pero esta manzana», dijo éste, «está mala por un lado. Seguramente una manzana celestial debería ser perfecta».
«Es verdad. Una manzana celestial debería ser perfecta», dijo el mullah. «Pero, dadas tus reales posibilidades, esto es lo más parecido que jamás podrás tener a una manzana celestial».
¿Puede un hombre esperar ver una manzana perfecta con una mirada imperfecta?
¿O detectar la bondad en los demás cuando su propio corazón es egoísta?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

You May Also Like

La casa imperfecta

Un maestro de construcción ya entrado en años estaba listo para retirarse…

GANDHI FRENTE A LA IGLESIA

GANDHI FRENTE A LA IGLESIA En su autobiografía, Mohandas Gandhi cuenta que,…

El clavo y el perro

“Un hombre va de visita a casa de un amigo y cuando…

Dignidad…

LA DIGNIDAD… Cuentan que una bella princesa estaba buscando consorte. Aristócratas y adinerados señores habían llegado de todas partes para ofrecer sus maravillosos regalos. Joyas, tierras, ejércitos y tronos conformaban los obsequios para conquistar a tan especial criatura.